I D E A S...
El arte de comprar ARTE.
Un mundo nuevo.
La adquisición de arte contemporáneo ha dado un giro insospechado hasta hace solo unos años. Si a Claude Monet le hubieran dicho hace 120 años que sus nenúfares y sus paisajes brillantes iban a poder verse en pantallas de altísima calidad desde cualquier punto del mundo y, además, comprarse y coleccionarse desde el sofá de una casa con solo unos clics hubiera pensado que era una broma pesada. Nadie en su sano juicio se adelanta en el tiempo a semejantes cambios de paradigma, nadie salvo los locos o los visionarios que generan dichos cambios cuando la tecnología lo permite. Pero además de la tecnología lo debe permitir el público, que ha de asumir con naturalidad la posibilidad más que real de dicho avance, el acto cómodo y seguro de comprar, al precio que sea, objetos de todo tipo, desde un coche, una casa o el arte de más valor. Esta confianza interiorizada como algo normal, como un proceso habitual de mercado, ha costado también una décadas de asimilación por parte de la ciudadanía desde la aparición de Internet. Antes de eso todo era analógico y requería de un examen minucioso y presencial del objeto, artístico en este caso, su confirmación de cosa real y no virtual, y por supuesto de un método de pago milenario que nada tiene que ver con las pasarelas bancarias ni las transferencias que usamos actualmente en Internet. Se podría decir que se ha perdido el encanto de la venta directa, el intercambio entre vendedor y comprador, la apreciación directa del cuadro, del coche, de la casa vacacional a la que iremos en verano, pero nada se ha perdido, estas opciones continúan estando ahí, solo hay ganancia, solo hay herramientas nuevas y fabulosas para poder cómodamente comprar lo que sea. Las estafas y los timos los hubo siempre y el argumento de que online todo es peor no se sostiene; los protocolos de seguridad de la worldwideweb, la banca con sus actuales sistemas de pago en línea, la progresiva educación y conocimiento del entorno digital de la ciudadanía hacen que poder comprar un precioso coche nuevo o un cuadro del artista que nos guste sea actualmente también real, sencillo y fiable, y un placer accesible desde el lugar más cómodo y alejado imaginable. © José Manuel Merello